LA REVISIÓN DEL ASUNTO
El hombre viejo, tío Cristóbal, no amaba la tierra como las maragatas. Él le gustaban la riqueza y el poder, pero no tenía el deseo trabajar para estas cosas. Su corazón era duro sin amor. Amaba las cosas inmovilizadas y su codicia era evidente en su vida.
Ahora, como el usurero, supervisa las mujeres Olalla y Romona que trabajan la tierra sin respirar, sin descanso y que siguen cavando con perseverancia. Ellas están tratando hacer un conducto del arroyo que proporcionaría agua a ellas mismas. Cristóbal pregunta a Dios para la ayuda.
Sarah, esto es algo mejor, porque no va haciendo comentarios, pero le pido mirar con cuidado la versión mía:
ReplyDeleteEl asunto:
El narrador o la narradora dice que el viejo Cristóbal era avaro y no amaba a la tierra como las maragatas, sino que le interesaban solamente el poder y la riqueza y que cuánto mayor se hacía, más le interesaban. Su codicia no le saciaba el espíritu sino que lo hacía cada vez más cruel, ruin y miserable. Cristóbal, el usurero, ahora ronda el pequeño terreno en que Olalla y Ramona cavan sin cesar, tratando de abrir un conducto del arroyo a sus tierras para poder traer el agua a ellas para regarlas. Las mujeres trabajan tan duro que casi no pueden respirar. Cristóbal les dice que Dios les ayude.